miércoles, 28 de septiembre de 2016

DE MI TIERRA MOJADA (A un abuelo)



Escribí este poema poco después de la muerte de mi abuelo; como una humilde elegía, en la que hablo de esa persona valiente, solidaria y sensible que él fue. Minero asturiano luchador y orgulloso, de su profesión y de su tierra. Con la imagen del Che Guevara, la hoz y el martillo y la bandera tricolor siempre presentes y una sonrisa infatigable y generosa.

Cuenca minera asturiana.
De mi tierra mojada,
que es verde y negra.
De esa tierra que antaño clamó,
cuando la teñían de escarlata,
hasta que lo perdió todo.
De esa tierra vacía y desesperada.
De esa tierra querida y valiente.
De esa tierra nació.

Enraizado en la negra piedra,
nació ese espíritu que hoy,
yo quiero llevar por bandera.
Que sostenga el verde,
que sostenga el negro.
Que soporte la lluvia
y que beba de ella,
el magnífico árbol de la conciencia.
De cuyas ramas,
algún día,
surgió esa hoja
que hoy soy yo.
De cuyas ramas también,
algún día,
cayó esa hoja,
ya parda,
que hoy,
sobre el frío musgo,
aguanta serena el incesante caer de la lluvia.

Si algún día el viento viene a buscarme,
y ojalá lo haga.
Si de mi árbol me arranca,
que no sea osado,
y que no se le olvide.
Si me quita el frío,
que al final me lo devuelva.
Quiero irme tiritando.
Que no se le olvide devolverme.
Que me haga tomar el camino de vuelta.
Cuando llegue el momento.
Y también,
cuando llegue el momento,
que me deje caer.
Yaceré junto a él,
tan serena,
y que nos moje la misma lluvia.

Si tú nunca perdiste el Norte,
querido Norte.
Y yo sé que no lo hiciste.
Conóceme y quiéreme
como siempre has hecho
y date cuenta de que no soy como tú.
Posa tu mirada en mi camino
y disipa la niebla que me ciega,
con esos ojos límpidos
que tanto añoro.
Devuélveme esa luz que te llevaste,
aunque sólo sea en parte,
aunque sólo sea a veces… 
Y es que desde que te fuiste,
en parte no veo,
a veces no veo.

Recuperaré ese olor.
Miraré el Sol.
Sentiré la lluvia y pisaré la tierra.
Recuperemos juntos el sabor.
Devuélveme el calor y la risa.
Cántame de nuevo.
Hazme bailar como antes.
Déjame oír tu voz,
y cuéntame el último cuento.
Esta noche.

Envíame un poquito de lo que no te dio tiempo a darme cuando estabas aquí.
Y así te tendré siempre:
Y así seré mejor.
Y seré más como tú.

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