viernes, 1 de diciembre de 2017

Las horas pasan deprisa.

Son más de una y más de dos las caretas en mi armario.
Muchos más los disfraces que cada día me quieto y me pongo.
Incontables los intentos de resguardarme del frío acero.
Y a tus ojos, llevo un vestido de vulnerabilidad. 
Y aún debajo, una fina y frágil piel de miedo y duda que no sé si has visto ya.
Antes de que te vayas.
O antes de que me dejes irme.
Me gustaría mostrarte la mejor versión de mí,
la que lleva años escapándoseme.
Esa fuente que aparece en sueños y que no puedes alcanzar. Hasta que la sed te despierta.
Si el ansia de perseguir quimeras me nubla la vista, no dejes que esa sed me ciegue.
Si esto es un sueño, que no me despierten. Si estoy despierta, no dejes que me duerma otra vez.

"Natural woman", Carole King.  

Si me oyes, nena, traéte de vuelta.
Y devuélveme vivir sin miedo. 
Hazme sentir las mariposas en el estómago.
Dame lágrimas y alguien para compartirlas. 
Ahoga mis penas con la radio, el papel, la pantalla y los paseos. Con los deseos. 
Vuelve para ahogarme con tus ilusiones. 
No te olvides de la brújula que me lleva de vuelta a nuestro antiguo caminito sin cruces que tomar.
Sabes que sigo queriendo llegar a ese claro en el bosque que buscamos juntas desde niñas.
El que no encontramos entre bailes sin música ni en conversaciones silenciosas. 
Al que no nos llevó el agua de las acuarelas ni ese cielo gris poblado de gaviotas.  
Préstame tus oídos para que pueda escuchar aquella música como lo hacías tú y enséñame a llorar por todo aquello que no importa. 
Voy a echarte de menos eternamente. Nunca más se me debería permitir pensarte. 
Porque, como dijo Sabina, "no hay nostalgia peor que añorar lo que jamás sucedió".

"Con la frente marchita", Joaquín Sabina. 


Supongo que con un dedo no se tapa el sol. 


"A puro dolor", versión de Pitingo. 

Y aún aprendiendo a vivir, a sobrevivir, sin a penas caminar, echo a volar sin quererlo. 
No he podido perderte del todo, pequeña, porque aún queremos lo mismo. 
Sí, la película completa.
Volveré a creer en aquello en lo que juré no volver a caer. 
A tumba abierta. Sin reservas. 

Y si ya nadie me canta "no consigo olvidarte, ojalá estuvieras conmigo", cántame otra, lo dejo a tu elección. 
Pero nunca dejes de cantarme.
Y llévame a "esa tierra buena que mana leche y miel". 


Para esa niña a la que le pido ayuda y para aquel que quiera recibirla conmigo; saga recomendadísima: Karate Kid. En este fotograma, Pat Morita y Ralph Macchio.







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